QUÉ SIENTO Y QUÉ PIENSO. La vida diaria nos muestra que sentir y pensar van unidos. Ante los sucesos de la vida experimentamos una emoción y a la emoción se suma un pensamiento en concordancia. Todo este proceso puede ser más o menos conciente, pero ocurre. El pensamiento es el modulador de nuestras emociones, las exalta, las aplaca, nos las hace nuestras dueñas o nuestras servidoras. Recuerda un episodio común, como estar manejando el automóvil. Un chofer te cierra,te sobresaltas, te irritas, piensas "desdichado", tu ira crece y no sabemos hasta dónde puede llegar el asunto. En el mismo caso, si piensas "suerte que estoy alerta", seguirás molesto (tienes razones para estarlo) pero con la cólera bajo control, y -hasta si discutes con ese mal chofer- lo harás sin perder los estribos, dueño de ti, a mejor nivel. ¿Qué varió en ambos casos? Tu pensar, que ayuda a tus emociones a ser "inteligentes". Si cultivamos formas favorables de pensar, nos sentiremos mejor porque reaccionaremos mejor. Continuaremos.
SOMOS FALIBLES, PERO ¿HASTA DÓNDE? Tanto es cierto que somos seres imperfectos (aunque perfectibles, por supuesto) que a veces llegamos a considerar el fallar como un derecho que exigir y un blasón que mostrar con orgullo. ¡No exageremos! Cierto que errar es humano,cierto que nadie es condenable por no saber o no hacer todo de todo, cierto que nuestro valor humano intrínseco no depende de nuestros mayores o mejores dones y habilidades, pero ello no significa que nos complacemos en fallar. Y, menos, en fallar dañándonos y dañando a otros. De aquí, la necesidad de aprender a querernos objetivamente, considerando la vida como un camino por el cual se avanza. Una persona que razona y siente equilibradamente sabe cuidarse, comer, descansar, sobrellevar frustraciones, practicar la justicia, trabajar y ser útil, vivir "con buen juicio", evitar riesgos tontos, tener fe. Continuaremos.
MENTE Y EMOCIONES. Comenzamos por recordar que el ser humano es una unidad, y que cada vez que hacemos divisiones entre los elementos que le son propios es solo para entendernos mejor. Entre las muchas facetas de lo que, como humanos, pensamos, creemos, experimentamos y sentimos, sobresalen la mente y las emociones. A veces vivimos centrados en nuestras ideas. Otras, solo captamos lo que nos emociona, positiva o negativamente. La dificultad empieza cuando nos aislamos en la mente o en las emociones, cuando creemos que solo importa o vale una de ellas, o que no pueden convivir asociadas y en armonía. Por esa razón hasta se ha llegado a hablar de C.I. (cociente intelectual) y C.E. (cociente emocional), como si existieran como capacidades separadas. Y no es así, aunque suene interesante hablar de ellas.
Aprender a coordinar mente y emociones es un aprendizaje básico para la propia satisfacción, el propio desenvolvimiento y las relaciones humanas. Si todavía no lo has aprendido debidamente, podrás hacerlo. Continuaremos.
Soy Psicóloga Profesional y Bachiller en Letras y Humanidades.
Me gradué en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Con amplia experiencia laboral en orientación, consejo y asesoría psicológicas.
Máster Profesional en Asesoramiento,Evaluación e Intervención Psicoeducativa, en Problemas de Conducta y Dificultades de Aprendizaje.
Diplomada en Terapia de Juego.
Especializada en Administración de Personal y Relaciones Laborales (ESAN).
Especialista en el Perú del Grupo ALBOR-COHS de España en el diagnóstico y tratamiento de trastornos por déficit de atención.
He sido profesora en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Programa de Psicología.
Con amplia experiencia en comunicación radial: producción y conducción.