Es de educación elemental no interrumpir al que habla, dejarle su espacio, respetar sus ideas.
Es cierto que a veces estamos apurados o ansiosos y no queremos esperar nuestro turno para hablar. Pero no podemos permitir que ésto nos ocurra con frecuencia.
Y todo se aprende, también se aprende a escuchar y hablar cuando nos corresponda.
Un niño que sabe escuchar y respetar a su interlocutor se hace querer.
Enséñaselo.
Evítale a tus hijos que los demás los rehuyan porque "con ellos no se puede hablar".