lunes, 30 de abril de 2012

lunes, 23 de abril de 2012

EMOCIONES SABIAS 20.

HACERSE  VALER.
Saber lo que valemos es un gran conocimiento. Y no es fácil poseerlo, siempre nos creemos más o menos de lo que valemos.
Necesitamos tomar real conciencia de nosotros mismos.
No de lo que nos dicen o nos hacen sentir. Esto sirve, pero no necesariamente es lo real.
Vernos cara a cara a veces duele, pero es la manera de crecer. Y saber quiénes somos, con nuestras virtudes y defectos, es el único modo de enfrentar la vida sin miedos, sin odios, sin cinismos.
Porque conocer nuestra valía no es para volvernos cobardes ni insolentes. Ninguno de estos dos tipos de persona sabe lo que vale realmente.
Por nuestro valor como personas es que podemos dar nuestra opinión, cortés pero veraz;   mirar cara a cara;  expresar nuestros deseos y aceptar que no nos los satisfagan;  reír o llorar sin temor al que dirán ;  saber que no somos perfectos, pero sin sentirnos humillados, sino movidos a mejorar.

lunes, 16 de abril de 2012

domingo, 15 de abril de 2012

TRATO ENTRE LAS PERSONAS

Me llegó este pps.
Circula en internet como un archivo más, pero dice una gran verdad.
Puedes verlo haciendo clic en : https://sites.google.com/site/archivosmarthasialer/TERAPIA_DEL_ELOGIO.pps

lunes, 9 de abril de 2012

EMOCIONES SABIAS 19.

NO COMPLICARSE LA VIDA.
Suena a egoísmo, pero no lo es. Es higiene mental.
Cada día tiene su propio afán, queriéndolo o no nosotros,  ¿para qué buscarnos más preocupaciones y obstáculos?
No complicarse la vida es pensar equilibradamente en uno mismo y en los demás;
es aprender a tomar decisiones adecuadas;
es responsabilizarse por los propios actos, o sea, asumir las consecuencias y actuar en concordancia;
es esperar lo esperable de los demás, ni menos ni más;
es respetarse y respetar.
Complicarse la vida pasa por decidir libremente por lo peor;
por responsabilizar a los otros por lo que nos ocurre, cuando no es así;
por "quitar cuerpo" a las responsabilidades propias o asumir las ajenas, poniéndose de víctima;
por confiar demasiado o demasiado poco;
por no quererse a sí mismo y no querer a los demás, olvidando que -a veces- "quererlos mucho" es promover personas inútiles que acabarán dañándote.