Desde niños escuchamos que cuerpo y alma formaban la unidad de la persona.
Hoy sabemos que somos trinidad : cuerpo, alma y espíritu. Pero la idea de base sigue siendo la misma, que somos seres múltiples pero indivisos. Que lo que ocurre en mi cuerpo afecta mi alma (pensamiento, sentimiento, voluntad) y viceversa. Y que el espíritu, ese fuego divino que nos vivifica, vive junto con nuestro cuerpo y alma, trabajan juntos.
La actividad es parte de la vida, la actividad mental, la actividad física, la viveza de sentimientos y anhelos, la inspiración divina que nos levanta de solo lo material.
¡Activémonos todo lo que podamos!
Nos sentiremos más libres, más productivos, más vivos y, por ende, con mayor bienestar.
Toda actividad útil nos dará bienestar.
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