Es un "no sé qué" pero sabemos identificarla.
Es una cualidad delicada porque oscila entre "iluminar" a los otros o casi "quemar" a los otros.
Por eso, a veces, el límite entre la simpatía y la antipatía es impreciso y se puede ser simpático para unos y exagerado o antipático para otros.
Es como una bella combinación entre :
Tener una buena dosis de paciencia con los demás..
Querer tratar bien a los otros, a todos.
Tener un espíritu de servicio (no servilismo)
Espontaneidad y control.
Armonizar entre la actividad y el relax.
No evitar los esfuerzos si son por una buena causa.
Saber alegrarse con las cosas sencillas.
Buscar el lado interesante de todo.
Equilibrar entre su optimismo y pesimismo.
Y, especialmente, haber cultivado un corazón noble, para todos y en todo momento.
Noble pero no cándido.
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