Aunque la actividad es vida, necesitamos tener tiempos para descansar de lo cotidiano, sea variando de actividad o sea bajando el ritmo de actividad.
Aunque no nos demos cuenta de la fatiga, ésta ocurre si no nos damos tregua. No es necesario esperar a que el propio cuerpo nos demande descansar de modo perentorio.
Por suerte, nuestra propia maravillosa "máquina" corporal nos pide descansos.
Eso son el sueño nocturno, las ganas de sentarnos un rato, el distraernos conversando unos minutos con alguien, el quedarnos un ratito como en una ensoñación, el movernos del sitio de trabajo, el cortar por un tiempo la tarea (10-15 minutos máximo) para hacer otra cosa que nos relaja.
Por esforzados que seamos, no le tengamos miedo a tomarnos tiempos para descansar. Los necesitamos.
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