1. Es respetar la dignidad de la persona, con sus altas y sus bajas.
2. Es confiar en que la persona, mientras vive, puede avanzar y alcanzar metas.
3. Es elogiar al otro, con palabras y gestos, por la dignidad que tiene y que cuida, por sus luchas, por sus esfuerzos y por sus logros.
¿ES FÁCIL HACERLO?
Sí si recordamos que cada quien, además de ser una criatura de Dios, puede ser un hijo de Dios. Ser alguien que -si se mantiene unido a Dios- tiene el poder (dentro de sus características y limitaciones humanas) de hacer todo lo bueno que Dios quiere que sea hecho.
Continuaremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario