Comenzamos por recordar que el ser humano es una unidad, y que cada vez que hacemos divisiones entre los elementos que le son propios es solo para entendernos mejor.
Entre las muchas facetas de lo que, como humanos, pensamos, creemos, experimentamos y sentimos, sobresalen la mente y las emociones.
A veces vivimos centrados en nuestras ideas. Otras, solo captamos lo que nos emociona, positiva o negativamente.
La dificultad empieza cuando nos aislamos en la mente o en las emociones, cuando creemos que solo importa o vale una de ellas, o que no pueden convivir asociadas y en armonía.
Por esa razón hasta se ha llegado a hablar de C.I. (cociente intelectual) y C.E. (cociente emocional), como si existieran como capacidades separadas. Y no es así, aunque suene interesante hablar de ellas.
Aprender a coordinar mente y emociones es un aprendizaje básico para la propia satisfacción, el propio desenvolvimiento y las relaciones humanas. Si todavía no lo has aprendido debidamente, podrás hacerlo.
Continuaremos.
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