Los hábitos nos resultan indispensables para vivir.
Nos permiten actuar, actuar con seguridad, actuar ahorrando energías, actuar ahorrando tiempo.
Nos evitan tener que planificar en cada situación que se nos presente o acabar improvisando conductas que nos perjudiquen.
Son como un camino seguro por el que podemos transitar. El asunto es, ¿el camino de tus hábitos es seguro?
Porque los hábitos son nuestros aliados pero también pueden ser nuestros enemigos.
Son aliados cuando nos permiten conductas útiles, que benefician nuestro desempeño en el mundo. No son útiles si son rutinas erradas, perjudiciales, costumbres de lo que la gente suele llamar "malas costumbres".
Hábitos, pero de los buenos, nos ayudan a manejarnos en la vida, a vivir más adaptados, a tener reacciones prontas y convenientes, a tener más orden y más paz.
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