"Ser una persona estable" es una hermosa expresión.
Nada más ingrato que una persona que es movida cual veleta por los vientos de sus emociones. Esas personas dan mal trato, hacen sufrir y acaban sufriendo por su inestabilidad.
Y no estoy diciendo que nuestras emociones no puedan tener altibajos. Además, ya sabemos que es nuestro derecho aprender a expresar nuestras emociones.
Lo que digo es que no aparezcamos como seres erráticos, impredecibles, caprichosos, que rien y enseguida se enojan, que hoy te conocen y mañana no te saludan, que son incapaces de saberse manejar a sí mismos.
Necesitamos, es más, nos conviene aprender a ser el tipo de persona que -a pesar de su ánimo y a pesar de sus problemas, que todos tenemos- sea capaz de mantener la ecuanimidad suficiente como para responder bien, o dar una razón sencilla de su apuro , de su fatiga o de su imposibilidad de atender a otro.
Que nadie al verte pueda pensar "¿Con qué locura estará hoy?"
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