No somos seres sólo pensantes o sólo emotivos. Y, por supuesto, tampoco somos robots sólo actuantes.
Sentimos y pensamos, precisamente, para poder actuar de manera más ecuánime, más útil, más beneficiosa para nosotros y para todos.
Pero nos hemos acostumbrado a actuar olvidando los sentimientos u olvidando la reflexión.
Y eso suele ocurrir porque no nos tomamos -verdaderamente- un tiempo para nosotros. Hasta a las máquinas les damos un tiempo de descanso. Pero nosotros no, nunca hallamos un tiempo para relajarnos.
Y puede ser tan sencillo como sentarse en un asiento cómodo, tratar de "aflojar" las tensiones aflojando nuestros músculos (cara, cuello, hombros, pecho, vientre, piernas, pies) y concentrarnos en nuestro respirar. Si puede, cierre los ojos.
Tal vez bastará hacerlo por diez minutos, dos veces al día, para ponernos en mejores condiciones.
No requiere de nada especial, ni llamativo, ni costoso.
Por algo se dice "la respiración es tu mejor amiga".
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