Nos gusta conocer a las personas. Necesitamos conocer con quién estamos tratando.
Pero tengamos cuidado con dejarnos "impresionar", sea positiva o negativamente.
También es cierto que todos nos juzgamos como muy perspicaces y hasta nos jactamos de saber con quién tratamos "desde la primera mirada". Pero no seamos tan confiados.
No siempre es lo que parece ser, no siempre es cierto lo primero que nos parece ver.
Nos impresionamos por la raza, el sexo, la militancia política, la nacionalidad, la apariencia física, la familia, el dinero, y las apariencias de poder, inteligencia o dominio social.
Dejarnos impresionar nos conduce a juicios equivocados. Mejor es ver dos veces, escuchar atentamente, probar a las personas en diferentes situaciones.
Y, particularmente, recordar que cada persona es única y que no es mejor o peor por ser "x" o "z".
Pero una vez que ya sabemos con quién tratamos, actuar en concordancia!! La caridad no implica hacerse el bobo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario