No existe la posibilidad de tener una grata presentación sin limpieza personal.
No existe arreglo ni vestimenta que puedan reemplazarla.
Y si el niño no es habituado a esa higiene, le costará mucho adquirirla más adelante.
Lo primero, el baño habitual. Luego, el lavado y corte del cabello; la limpieza de las uñas; el lavado de la ropa.
No es difícil, es asunto de hacerlo por costumbre. Y junto con este aseo va también el de costumbres higiénicas básicas como no hurgarse en público la nariz ni las orejas. Si se necesita hacerlo se hace en privado y en el baño.
Evítale a tus hijos ser mirados con el recelo y el rechazo que provocan la falta de limpieza.
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