Casi no podemos evitarlas, pero es bueno saber que llevan escondidas emociones que no nos benefician.
El problema con las ideas preconcebidas es que nos llevan a tomar decisiones y a actuar sin tomarnos el tiempo para reflexionar, por lo que el riesgo de equivocarnos aumenta.
Con calma, en un momento de tranquilidad emocional, podemos ir revisando cuáles son esas ideas nuestras que no son suficientemente razonadas, que hemos aprendido en nuestro ambiente, que hemos como heredado de nuestra familia o que una mala experiencia nos llevó a hacer una generalización.
Las reconoceremos porque son pensamientos que nos hacen presuponer malas intenciones en los otros, o que nos ponen ansiosos, que nos desvalorizan o desvalorizan a los demás, que nos llevan a la ira o a la tristeza. O sea, son pensamientos que perturban, que producen emociones negativas, aunque también son ideas preconcebidas algunas que nos hacen pensar bien siempre y de todo y, luego, nos llevan a estrellarnos con una realidad diferente.
Seremos mejores personas y más felices personas si, al menos, podemos sonreír y decirnos : "este es un pensamiento preconcebido, automático, puedo equivocarme".
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