Son personas que no consideran que su autoestima pueda tener relación con su capacidad de cumplir con su palabra.
Quizá se valoren por su dinero, su belleza, su fuerza, pero no por su rectitud.
No sienten respeto por el derecho que tienen las personas a ver cumplidas sus justas expectativas.
No respetan a los demás, pero tampoco se respetan a sí mismas; aunque crean que sí.
Se han habituado a ofrecer en vano, a prometer sin ninguna intención de cumplir.
Son "primos hermanos" de los mentirosos.
A los incumplidos hay que oírlos sin escucharlos, sin esperar nada de ellos, sólo excusas absurdas.
Si estás obligado a relacionarte con ellos, procura no depender de su trabajo ni de su cooperación.
O presiónalos y persíguelos para que cumplan contigo. Lo cual no es nada agradable, por cierto.
Reconocemos los defectos ajenos para evitarlos en nosotros.
No para despreciar a la persona.
Sí para tomar la actitud adecuada.
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