sábado, 1 de octubre de 2011

PAZ DESDE LA MAÑANA.

¿Cómo nos despertamos? A veces se nos hace duro el día que tenemos por delante. Y - otras veces- lo empeoramos desde que nos levantamos, con malas caras, con gritos, con amenazas para que todos se apuren, con quejas.
Seguro que podemos mejorar nuestro estilo de comenzar el día cada mañana.
Otra vez me pregunto : ¿despertaríamos a una visita como nos depertamos entre los miembros de la familia?
Que la confianza no sea causa de maltrato, por favor.
Evitemos las quejas y lamentos mañaneros. El saludo en buen tono y con una buena mirada puede obrar maravillas, para el que lo recibe y para el que lo da.
Y, especialmente, no nos levantemos susceptibles, porque tal vez alguno no nos devuelva el saludo o no nos sonría.  Mirando a los otros miembros de la familia tal vez veamos el reflejo de nuestros propios modales mañaneros.
Y siempre será posible despedir a cada uno de la familia con una palabra cariñosa, un buen deseo o una palabra estimulante.
Poco a poco estas costumbres darán su fruto.
Contnuaremos.

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