Seguro que podemos mejorar nuestro estilo de comenzar el día cada mañana.
Otra vez me pregunto : ¿despertaríamos a una visita como nos depertamos entre los miembros de la familia?
Que la confianza no sea causa de maltrato, por favor.
Evitemos las quejas y lamentos mañaneros. El saludo en buen tono y con una buena mirada puede obrar maravillas, para el que lo recibe y para el que lo da.
Y, especialmente, no nos levantemos susceptibles, porque tal vez alguno no nos devuelva el saludo o no nos sonría. Mirando a los otros miembros de la familia tal vez veamos el reflejo de nuestros propios modales mañaneros.
Y siempre será posible despedir a cada uno de la familia con una palabra cariñosa, un buen deseo o una palabra estimulante.
Poco a poco estas costumbres darán su fruto.
Contnuaremos.
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