Se dice que nuestra cabeza puede ser amo o servidor.
Pensamientos tenemos y de todo tipo. Podríamos clasificar nuestros pensamientos de muchas formas, pero aquí sólo los dividiré en útiles, inútiles, perturbadores.
Pensamientos útiles son los que nos producen bienestar o alivian el malestar.
Inútiles son los que no nos aportan nada para nuestra vida.
Perturbadores son los que perjudican nuestro bienestar.
Cuando los pensamientos "aparezcan" en nuestra mente podríamos intentar categorizarlos en alguno de los tres tipos anteriores, y actuar en consecuencia.
A los inútiles, si son inofensivos y puedes gastar tu tiempo en ellos, les podemos "salvar la vida".
Pero a los perturbadores hay que decirles ¡Basta!, antes de que te irrites más, te desmoralices, te angusties.
Si no te alcanza con una palabra para detenerlos puedes hasta hacer un gesto físico.
O puedes usar tu razón y preguntarte qué estás ganando con seguir pensando así, y cuán cierto es lo que estás pensando.
Y a los útiles, démosle la bienvenida y cuidémoslos.
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