Sarcasmo es burla, es ofensa, es herida.
Los adultos tenemos la capacidad de la ironía que, en ocasiones, puede resultar ingeniosa y no malsana porque no está dirigida hacia alguien en situación de debilidad.
Pero el sarcasmo de los padres o los maestros es destructor.
Este sarcasmo marca con humillación, que muchas veces se recuerda de por vida. Este sarcasmo es una forma de odio.
El odio no es educativo, es destructivo.
Si queremos que el hijo/alumno NO MEJORE, usar el sarcasmo público es la técnica ideal.
El sarcasmo en privado es igualmente dañoso. Aunque quita el componente de la verguenza social , conserva la intención de ofender y humillar.
NOTA. En las experiencias de Brigs que mencionamos en la entrada anterior, el sarcasmo público no ayudó o empeoró al 90% de los alumnos.
Continuaremos...
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