Caso semejante al anterior. Con la ventaja de que no sólo se reconoce el esfuerzo del hijo/alumno por hacer lo mejor, sino que se le agrega -y en público- la señal de esperanza y de confianza en el joven.
O sea que no sólo se le reconoce el mérito por lo que va alcanzando sino que se le da el estímulo de hacerle saber : tú puedes, tú vas avanzando y yo tengo puesta en ti la expectativa de que seguirás adelante.
En este caso, por favor, cuidar de no exagerar las expectativas porque algunos jóvenes podrían acobardarse. Hay que ir midiendo qué más y hasta dónde se le puede pedir.
En el experimento de Brigs, con esta actitud no se ayudó o empeoró el 5% de los jóvenes, pero sí mejoró el 95% de ellos.
Continuaremos...
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